sábado, 27 de septiembre de 2008

Los chicos guapos.


Sexys cuerpos vanos, bellos rostros fotográficos...

De miradas presuntuosas, ellos contienen dentro de sus poros el sudor de los bellos atletas del Olimpo.
Con un andar acorde con los tiempos, los tacones de sus calzados anuncian la llegada de la última tendencia cosmopolita.

El oro más refinado reluce en el centro de sus ojos.
El brillo de los más preciados diamantes resplandece en sus sonrisas de portada.

(Mi ciudad los anuncia, con la mirada de los pequeños seres renegridos: compañeros suyos de calles, que les actúan como gnomos dignos de su más imponente indiferencia. Y, es que ellos no son bellos, indeciso se encuentra su color de piel: ni ébano, ni puramente blanco, como la nieve resplandeciendo bajo el apoteósico sol.
Imperfectos seres mal culminados, castigados con la fealdad por la madre naturaleza.)

Perfectos Apolos, 2000 veces dioses de la belleza.
Escarlata en sus cabellos.
Escarcha de papel platinado haciendo fiesta en sus corazones.
Rubor en sus mejillas de porcelana,
y un oscuro vacío de color en la profundidad de su dolor, de su alma.
Falta de fragilidad en el seno de sus miradas, en la armonía de sus sonrisas.

Paso lento, no seguro. Paso apresurado.
Paso de puntillas, contradiciendo la fortaleza del viento.

De pronto, les ataca la apología de un juez desnudando a todos los seres -terrible recuerdo- volviéndolos desprovistos del hermoso color que la frialdad regala a los inocentes seres salvados por mitológicos oráculos espantados ante la inmisericorde revelación de lo feo.

Sonrisa desencajada esta vez en ellos, ángulo fuera del rutinario enfoque: bello, delicado, despreciablemente limpio y perfecto.

Paso ligero
Paso ligero...

Paso ligero. Una traición al paso, torpe movimiento: de frente, se han quedado estancados, allí, parados en primerísima fila, para la contemplación de una tenebrosa revelación:

Llegaron los alados, defectuosos, tal como cualquier transeúnte sin mayor brillo ni bronce en la faz.
Su venida anuncia la llegada de aquel día, donde ellos también podrás ser bellos como Dios...

Como todos nosotros.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

De cualquier cosa: Socióloga.

Ayer conversaba con una chica que considero mucho dentro de toda la gente con la que departo estudios en el salón. Me comentaba que se había reunido con algunos estudiantes, formando un grupo interdisciplinario con la finalidad de formular proyectos de desarrollo en Canta. Ella se encuentra haciendo este proyecto con un antropólogo, un trabajador social, un historiador y dos arquéologas.


Me llamó sobremanera la atención en que expresaba, con términos muy profesionales y precisos "Formulación de proyectos de desarrollo para la provincia de Canta". Me llamó mucho más la atención que , gran parte de los estudiantes -la gran mayoría- que nos encontramos estudiando sociología, y en general, ciencias sociales, "tiren para ese monte".


Algo que mucho me pregunto es: si tantos buscan desarrollar, llevando - al menos en algo- a cabo este tipo de proyectos, por qué la sociedad parece no cambiar para nada? Esa gente continúa pobre, ignorante, probablemente (nada de probables, casi convencida) explotada y carentes de muchos, muchos tipos de comodidades.


El boom del turismo y Macchu Picchu como una de las nuevas "Maravillas del Mundo" ahora anima a muchos a formular sus "proyectos de desarrollo", consiguiendo, incluso, contactarse con gentes que apoyan la causa en pro de volver el lugar (en este caso, Canta) en un espacio turístico.


Eso de verdad es desarrollo? Desarrollo para quién?


Recuerdo que hace meses me pasaron la voz para trabajar en una consultora porque "tenía algo que mis amigas de aula no tenían". Aquella persona, la que me hizo tan gentil y halagadora invitación, lo hizo únicamente porque conmigo se podía hablar de ganjha, mientras que las otras dos muchachas (las amigas de las que hablaba) aún toman ese tipo de temas con mucho prejuicio y cierto tabú. Entonces, por saber escuchar, estuve en un trabajo para "gente como nos". Y qué fue aquello?: trabajar en una consultora dedicada al área de hidrocarburos (petróleo), donde la función era salir a viajes con la tarea de encuestar y hacer, luego, estudios de línea base social.


Lo más triste fue darme cuenta que tenía que mentir descaradamente a muchos pobladores, ya que no podía decirles las verdaderas razones de nuestra llegada: señor, estoy viniendo a ver su miseria material porque pronto vendrán grandes empresas a ver si en su suelo hay petróleo para explotar sus tierras, y también su ecosistema.


Y bueno, sólo por si acaso, talvez usted no tenga ni pizca de ganancia en todo esto. No, talvez nisiquiera una loza deportiva. Well, bye!


Para eso se necesitó de un "medio prodigioso" cerebrito y una mente abierta. Para "meter la rata" con sutileza y cara de seriecito y preocupado. Pero qué profesionalismo!

Nada más absurdo, burdo y grosero.



No creo en el desarrollo -real- basado en el turismo, No creo en el desarrollo basado en las excavaciones de petróleo, y NO creo en las personas que gustan hablar con ese lenguaje de ONG o consultora bien posicionada. Ah, tampoco me gustaría el lenguaje que podía utilizarse en una empresa de recursos humanos, pero eso lo podría soportar, creo.


El boom deviniente de "las maravillas del mundo" me parece, muy sinceramente, una metida de dedo capitalistísima para los pobres telepatéticos, periodicopatéticos, internetpatéticos, y demáspatéticosdelamismaespecie que albergan alegrías y egos en símbolos nacionales...


Acaso los incas, mientras subían aquellas rocas inmensas para hacer su casita, castillo, o fortaleza al Inca mayor, o al Sol, pensaron que ganarían algún día un concursito donde habría más juego artifial que la putísima madre (por nombrar sólo una de las muchas cosas que ahí existió)? Pensaron, acaso, que su construcción, su modesta construcción, sería luego un instrumento tan vil para manipular las mentes mediante un concursete que no hizo, nisiquiera, que mi madre aprendiera, luego de todo, a usar la PC (sí, mi hermana tuvo que votar por ella).


La maravilla sería que cada ser humano reconozca su Macchu Picchu en la mente y el corazón, que contemplen la bella energía que les recorre el cuerpo y espíritu, y se reconozcan como parte armónica del Universo.


Que todos nos sepamos el universo.




Aquel día, talvez el desarrollo recobre su condición de palabra nada importante, ya que todo sería perfecto, incluso en su imperfección, todo sería perfecto...


Cuando el hombre se de cuenta de que ser feliz es mirarse al espejo y sonreir, dejando que la materia se destruya, que el dolor sólo es parte de inspiración para la alegría y la felicidad, que lo negativo está ahí para que lo bello tenga una real razón de ser, talvez ese día nuestras sombras tomen los colores del arcoiris.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Es bueno comenzar saludando...

En un viaje emprendido hacia la rabia personal, descubrí la importancia del saludo, mas no por la cualidad que tiene de mantener las relaciones sociales de manera, por así decirlo, endeblemente estables gracias a la diplomacia, sino porque me di cuenta de la fuerza que tiene para decir, en aquel simple: "hola", algo como "maldita la hora en que tuviste que cruzarte frente a mi mirada", "ojalá te caigas y te saques la remierda -bueno, sólo tantita- mientras me estés diciendo hola", o frases silenciosas afines. (Para esto, vale decir que, con las personas con las que convivo, no suelo dar los buenos días ni los buenos nada, sólo hola y ya está. Porque, a pesar de yo poder desearles esas cosas, prefiero, simplemente decir hola)

He retornado de mi viaje a la rabia contra aquellos seres medio carentes de alma. Aún así, nuestras relaciones no han mejorado para nada, pero yo me atrevería a decir que están mejor que nunca, ya que sólo nos remitimos a los saludos - cuando es demasiado necesario (aquí vale la pena preguntarse si esas cosas son realmente necesarias, yo diría que no, pero han de hacerse en menestes de mantener la diplomacia, y no quedarse uno sin refri donde guardar sus cosas).
Pero este viaje ha sido fructífero, ya que ahora salgo a correr para quitarme un tanto el estress y la impotencia de encima, vengo a sentarme a escribir en un blog-diario donde cuento todo lo que se me da la gana con cuotas de exceso o reserva absoluta. Y la verdad, es que cada vez me voy sintiendo más en sintonía conmigo misma, aquella sintonía que se quedó postrada en la puerta de mi habitación anterior, en casa de mis padres.

Heme aquí, viajera como siempre, aprendiendo cosas como la importancia del saludo, incluso para aquellas gentes que no tienen alma, o la tienen atrofiada (me inclino más a pensar respecto a esto último). Y de cómo este, fuera de todo lo dicho anteriormente, es también una forma de sentirse más tranquilo con uno mismo, ya que, si emprendí un viaje hacia la rabia, fue porque en definitiva el suceso que nunca se nombró aquí me acongojó sobremanera.
Y, ni tan finalmente, pero un tanto, me atrevería a decir que, el saludo es una forma muy imponente de expresar sentimientos, intenciones y demás cosas que por el momento no se me ocurren. Pero qué importante terminó siendo.

Ahora sigo saludando, nunca lo dejaré de hacer, porque también soy partidaria de no marginar expresamente, no transgresoramente. Eso iría en contra de mi convicción de tratar de ser lo más buena onda posible, y de eso tengo muy poco. Y tengo muy poco de eso porque aquí no hablo de amor hacia las personas que amo, hablo de relaciones inter, intra, y extra personales con individuos que tienen que estar en algún momento en tu vida para algo.
Y, en realidad, les agradezco que existan, porque me ayudaron a buscar salidas alternativas -talvez no las más innovadoras ni creativas-, de tirarle una buena patada al estress, las preocupaciones, y la rabia. Cosas así me hacen creer en esas frases de abuelas tales como "Todo pasa por algo", reconociendo con máximo orgullo que es una de mis frases favoritas.
Así que gracias a todo, a mi viaje, a estas gentes con almas de enano amargado, a sus ridiculeces, a mi llanto, a mi caida, a mi despertar, y a todo lo que se me venga encima luego.
Todo pasa por algo, y yo, yo reconozco la grandeza del universo, haciéndome cosquillas en la palma de la mano, así que... a saludar, a saludar y a saludar.

Y si no te responden el saludo, búscate la manera de hacerles mierdita una mañana :) O talvez no, talvez sólo sigue tu camino regodeándote en la idea de que, finalmente, ellos están más jodidos en cuanto a ánimos que tú, así que tu incomodidad puede ser menos torturante y más placentera :D

Y si este último es el caso, no busquemos conversar ni arreglar las cosas, sólo actuemos como si todo estuviera bien, así nos fastidiemos la vida un instante. Ser buena onda (y hago acápite en mi aclaración sobre "la buena onda") no nos hace menos, ni nos engrandece, sólo es parte del día, y nada más. Pero al menos nos mantiene más tranquilos.

Y si ya somos muy buena gente, nos sentiremos satisfechos por nuestro buen corazón, ya que, alguien debe amar al tirano de vez en cuando.

Como yo...talvez. Por qué no.

- Pero estos no son tiranos, sólo son tontos :)

Fin de este viaje enriquecedor para mí =)