lunes, 22 de septiembre de 2008

Es bueno comenzar saludando...

En un viaje emprendido hacia la rabia personal, descubrí la importancia del saludo, mas no por la cualidad que tiene de mantener las relaciones sociales de manera, por así decirlo, endeblemente estables gracias a la diplomacia, sino porque me di cuenta de la fuerza que tiene para decir, en aquel simple: "hola", algo como "maldita la hora en que tuviste que cruzarte frente a mi mirada", "ojalá te caigas y te saques la remierda -bueno, sólo tantita- mientras me estés diciendo hola", o frases silenciosas afines. (Para esto, vale decir que, con las personas con las que convivo, no suelo dar los buenos días ni los buenos nada, sólo hola y ya está. Porque, a pesar de yo poder desearles esas cosas, prefiero, simplemente decir hola)

He retornado de mi viaje a la rabia contra aquellos seres medio carentes de alma. Aún así, nuestras relaciones no han mejorado para nada, pero yo me atrevería a decir que están mejor que nunca, ya que sólo nos remitimos a los saludos - cuando es demasiado necesario (aquí vale la pena preguntarse si esas cosas son realmente necesarias, yo diría que no, pero han de hacerse en menestes de mantener la diplomacia, y no quedarse uno sin refri donde guardar sus cosas).
Pero este viaje ha sido fructífero, ya que ahora salgo a correr para quitarme un tanto el estress y la impotencia de encima, vengo a sentarme a escribir en un blog-diario donde cuento todo lo que se me da la gana con cuotas de exceso o reserva absoluta. Y la verdad, es que cada vez me voy sintiendo más en sintonía conmigo misma, aquella sintonía que se quedó postrada en la puerta de mi habitación anterior, en casa de mis padres.

Heme aquí, viajera como siempre, aprendiendo cosas como la importancia del saludo, incluso para aquellas gentes que no tienen alma, o la tienen atrofiada (me inclino más a pensar respecto a esto último). Y de cómo este, fuera de todo lo dicho anteriormente, es también una forma de sentirse más tranquilo con uno mismo, ya que, si emprendí un viaje hacia la rabia, fue porque en definitiva el suceso que nunca se nombró aquí me acongojó sobremanera.
Y, ni tan finalmente, pero un tanto, me atrevería a decir que, el saludo es una forma muy imponente de expresar sentimientos, intenciones y demás cosas que por el momento no se me ocurren. Pero qué importante terminó siendo.

Ahora sigo saludando, nunca lo dejaré de hacer, porque también soy partidaria de no marginar expresamente, no transgresoramente. Eso iría en contra de mi convicción de tratar de ser lo más buena onda posible, y de eso tengo muy poco. Y tengo muy poco de eso porque aquí no hablo de amor hacia las personas que amo, hablo de relaciones inter, intra, y extra personales con individuos que tienen que estar en algún momento en tu vida para algo.
Y, en realidad, les agradezco que existan, porque me ayudaron a buscar salidas alternativas -talvez no las más innovadoras ni creativas-, de tirarle una buena patada al estress, las preocupaciones, y la rabia. Cosas así me hacen creer en esas frases de abuelas tales como "Todo pasa por algo", reconociendo con máximo orgullo que es una de mis frases favoritas.
Así que gracias a todo, a mi viaje, a estas gentes con almas de enano amargado, a sus ridiculeces, a mi llanto, a mi caida, a mi despertar, y a todo lo que se me venga encima luego.
Todo pasa por algo, y yo, yo reconozco la grandeza del universo, haciéndome cosquillas en la palma de la mano, así que... a saludar, a saludar y a saludar.

Y si no te responden el saludo, búscate la manera de hacerles mierdita una mañana :) O talvez no, talvez sólo sigue tu camino regodeándote en la idea de que, finalmente, ellos están más jodidos en cuanto a ánimos que tú, así que tu incomodidad puede ser menos torturante y más placentera :D

Y si este último es el caso, no busquemos conversar ni arreglar las cosas, sólo actuemos como si todo estuviera bien, así nos fastidiemos la vida un instante. Ser buena onda (y hago acápite en mi aclaración sobre "la buena onda") no nos hace menos, ni nos engrandece, sólo es parte del día, y nada más. Pero al menos nos mantiene más tranquilos.

Y si ya somos muy buena gente, nos sentiremos satisfechos por nuestro buen corazón, ya que, alguien debe amar al tirano de vez en cuando.

Como yo...talvez. Por qué no.

- Pero estos no son tiranos, sólo son tontos :)

Fin de este viaje enriquecedor para mí =)