viernes, 27 de marzo de 2009

Schereber intravenoso.


Una vez, una mujer , de aquellas que transitan su vida de la mano con la superstición, comentó que comer fresas era un llamado a la maternidad.

Una vez, un hombre, comió fresas apasionadamente frente a los ojos de Dios.
Ese hombre era yo, desdoblado desde la parte céntrica de mi espalda.

Así, Dios me hizo madre de un Universo.

Sabia mujer, tu veredicto fue mi preñez, y el Universo me pertenece alado, como a todos los seres que se saben provenientes de las ardientes estrellas.

Así fue desde un principio, así es aquí y ahora.

Así es...


Hace días que no duermo, mis ojos se cierran y abren en un paralelo donde nos encontramos todos. Converso con ustedes, y algunas veces, sus voces dicen algo que sólo esta realidad interpreta, aposteriori.

Al "despertar", sólo quedan ecos vanos de aquellas travesías, mientras mi mente inmediata se nutre de pensamientos inertes para la supervivencia terrenal.

Te he visto mirándome fijamente, intentando abrir las fauces desesperadamente cocidas, intentando profetizarme algo...

Qué, pues, estás intentando gritarme en este sordo oído?



(*Estaré enfermando, aún más, o es que sólo estoy despertando?)

lunes, 23 de marzo de 2009

Dieciocho***



Mi pequeña perfección, tintineas en el cielo cuando la noche es oscura: la vuelves escarlata.

Pequeña perfección: la lejanía sólo se existe cuando de cuerpos hacemos referencia. Mi pecho se tiempla y explota en infinitos arboríos con tu energía.

Pequeña perfección: ayuda a papá y mamá a ser fuertes, nobles y buenos como tú.

Pequeña perfección: recuerda, siempre, que el amor es imperecedero, sólo ahí, donde nuestras eternas almas son los fuertes eslabones que no permiten destruir el aire del cual los hombres nos alimentamos.

Pequeña perfección: Perdona cuando papá y mamá discuten, perdona cuando papá y mamá se distancian. Perdona, cuando papá y mamá son demasiado mundanos... haz de comprender, mi pequeña estrella dorada, que nuestra condición arrastra un lastre llamado civilización, la cual opaca nuestro nos más interno aquí, en tierra.



Mi amada perfección, recuerda que gracias a ti no temo a esto que llamamos muerte, pues sé que la transición hacia ti nos permitirá jugar, a lo que tú desees, con aquella inocencia tan universo en nuestro cielo.



Mi inmensa perfección, jamás olvides que te encuentras en el lugar que te corresponde; donde sólo los ángeles -hermosos seres puros- estan destinados a ser. Para ti, esta jungla ordinaria no te habría permitido ser lo grandiosamente demasiado que eres.



Mi eterno pequeñín, mi estrella adorada: me haces tanta falta (tanta falta) que mi alegría se cobija en el reconocer, en el sentir, de que tu pureza pertenece a otro espacio, no destinado para nosotros. Dentro de algunas noches, miraré al cielo pensando en tus 2 bellos años, en tus extraordinarias alas brillándolo todo, opacando tu lamparita Luna.



Una nube, mi vida, te sirve de mirador. El amor de los seres puros dibujan tu eterna sonrisa (aquella divina imagen que me revienta el pecho, las pupilas). En tierra, mamá te recuerda siempre, mientras que de sus ojos se desprenden gotitas de amor, todas ellas divinas y benditas...




Todas ellas condensadas en tu nombre.




Te amo***.

martes, 17 de marzo de 2009

Yo quiero ser un triunfador!!!


Alguna vez pensé, que el peor trabajo era, irónicamente, el tener que buscarlo. Sin embargo, ahora que me encuentro laborando, podría asegurar que uno de los peores trabajos es el que se encuentra relacionado a cualquier tipo de “service”.

Trabajar, como es mi caso, en un “call, o contact center” es, definitivamente, una de las labores más inútiles en cuanto a desarrollo personal se refiere. Esto de andar sentada medio día de tu día (de tu vida) es, sinceramente, aburrido al punto de ser estresante y deprimente.

Y sí, yo sé que trabajo es trabajo (blablablá que yo misma me repito día con día), pero regalarle tu tiempo a la robotización debe ser un menester que en nada se relaciona conmigo. Levantarte del asiento para dirigirte únicamente al baño –ojo, antes tienes que pedir permiso…- es como una pesadilla que podría dejar absorto a cualquier ser con esencia en el alma si cae, por un instante, en lo real del asunto.

Si bien, muchos afirmamos que “trabajo es trabajo”, y que este tipo de empleos “te saca de apuros”, pues ya me veo bastante apurada viendo mi vida consumirse en una silla, una computadora (con sus cuadritos de Excel y aplicativos “para hacerte la vida más fácil” –puta tecnología, ha de gritarme mi lado más humano unas 98971346574659287436524367465234 veces durante el día) y un telefonote sin sentido, siendo “monitoreada” a través de cámaras descaradas puestas en cada esquina de las grandes habitaciones, mediante códigos de ingreso a estos aparatos (tus logins, qué manera más “cool” de humillarte la intimidad, así sea un trabajo) para que controlen, al minuto, tu llegada y tu partida. De esta manera, tu calidad como buen trabajador cumplido y dedicado queda registrada: tamaña desvergüenza capitalista que han mal-denominado “control de calidad”.

Lo más triste, perplejisante desde mi punto de vista, es ver cómo tantos trabajadores, de todas las escalas dentro del lugar donde laburo, se encuentran sometidos al mismo sistema. Y aún así, veo a tantos de ellos trabajar de manera tan cómoda y normal, que me asusta el imaginar que así sean felices, pues eso sólo me conlleva a pensar –y repensar- que sus vidas se encuentran tan vacías cuales frascos herméticamente cerrados con puro no-oxígeno adentro.

Nunca me he puesto a pensar, realmente, cuántas veces habré pensado en salir corriendo de aquel lugar, quemándolo por completo, sin interesarme cuántas almas mi acción se lleve consigo. Pero si de algo estoy segura, o casi segura, es de esto:

Bajo los conceptos de calidad, impuestas por las macroempresas para su “mejor desarrollo”, se encuentra implícito el gran detrimento hacia su trabajador, el cual, debe cumplir el rol del robotito sin sentido humano, pero útil al cien por ciento para sus intereses ejecutivos, administrativos, y todos los conceptos empresariales que se nos puedan ocurrir en este momento. Para mí, esto no es más que una de las tantas formas de dilucidar la figura de cultura de dominación, donde los mismos dominados contribuyen en su opresión. Deberías ver las coloridas pizarras repletas de noticias como: y el mejor empleado del mes/ adquiere tu polo (el nombre de la empresa) en recursos humanos y siéntete más parte de nuestra familia (familia????)/ tu puntualidad es nuestro desarrollo (y tú, que me das para mi crecimiento personal, sólo tu sucio dinero???), y sentirte ofendido con tanta ridiculez maquillada para que "tu cerebrito" -deben pensar- te haga sentir que te encuentras en el trabajo ideal.

Yo no me siento la profesional sin suerte que cayó en aquel lugar por mala fortuna y necesidad (talvez sí, el inconsciente es vasto como el infinito), pero no me siento tan idiota como para no notar la manera en que muchos piensan que trabajar puede prestarse a cualquier tipo de explotación (física, mental, psíquica y espiritual) con tal de recibir unos cuantos billetes que te harán sentir recompensado por tu esfuerzo, por tu pérdida de crecimiento personal.

Yo no reniego de tener que ser una de las personas que trabaje ahí. Yo reniego, básicamente, de cómo unos cuantos idiotas pueden engañar con frases y ofertas lindas a otros idiotas para que así todos podamos vender y servir a otros idiotas que, al parecer, no tienen muchos cuestionamientos respecto a la vida, la dignidad, y el respeto por la propia libertad.

Yo reniego, más puntualmente, de tener que toparme, nuevamente, con otra forma de opresión maquillada con sueldo, y que hayan quienes no tienen reparo alguno en tomar el maquillaje y embadurnárselo en la cara, de la manera más ingenua y ridícula.

Comprendo la necesidad, pues la siento y la vivo, pero desearía mucho que algún día no tengamos que agachar la cabeza ante este tipo de instituciones tan humillantes, que bajo promesas como “línea de carrera” el único camino que te hacen recorrer es el de la robotización, el de la monetización…

El de “tuvidasinsentidoción”


...

Y a propósito... Será por eso que está saliendo tanto "arti" y consumista sin sentido???
(continuará)

domingo, 15 de marzo de 2009

La misma vida se encontró con su paralela...en la misma vereda.


Orejitas vino de algún lugar especial, pues es un perrito chusco, pero tan chusco, que esa "chusmería" tan tierna de la que goza le da el más hermoso pedigrí. Es el perrito recogido de los vecinos, esos desalmados que lo dejan en la calle. Al parecer se llama Lucky, pero mi papá le puso orejitas una vez que lo vio cuando vino a visitarnos.

Sí, Orejitas tiene una oreja siempre parada -por defecto-, la otra, completamente en viceversa (caída), mientras su caminar es siempre en diagonal. Es como un pequeño niño que nació con la "limitación" del no poder bien andar y, bajo aquella desigualdad, la vida le regaló la impresionante cualidad de ser un animalito excepcional. Es un lider sin seguidores, es un guardián sin amo, es un amigo que pareciese nadie quiere tener - a excepción de nosotros - es un observador de la nada, contemplándolo todo -sabiamente en silencio- y siempre con aquella expresión de cierta inocencia e incertidumbre. No mueve la cola, pero dice hola, te quiero, chau, ven, vamos, espérame, con su ladrido tan inocente, tan "mal hecho" para un perro callejero... tan "asusta a nadie".

Orejitas pareciese querernos más que a sus dueños, nos acompaña al paradero, y lo dejamos entrar a casa así se lacere el cuerpo de tanta pulga o suciedad que tenga encima. No nos interesa mucho eso, pues los animalitos son de Dios ( y porque, finalmente, qué son unas cuántas pulgas y suciedad en comparación a toda la más grotesca mugre y porquería que podría existir en el alma de un solo hombre?)

Y nosotros...nosotros, si pudiésemos, lo llevaríamos con un veterinario a que lo cure para que no se rasque tanto y llore mientras lo hace (pues sufre, y nos apena), y lo tomaríamos adoptado. Porque, cada día, sin querer y queriéndolo, se va volviendo más parte de nuestra vida, se va convirtiendo en nuestro pequeño gran compañero…

Talvez, en el fondo, sólo sienta nos tenga a nosotros, como nosotros, sentimos, lo tenemos a él.


Talvez, en el fondo, tenga el alma que yo tengo, aquella que te hace mirar, humildemente hacia arriba, esperando poder dar y recibir amor...


Él es yo, en mi más real paralelo.